Aún no terminaba la primaria ni su desarrollo físico cuando tomó entre sus manos el primer puñado de marihuana. Cursaba el sexto grado cuando la droga llegó a su vida para quedarse por varios años, tiempo a través del cual los ruegos de su madre eran constantes para que abandonara el vicio.
Así Pedro (nombre irreal), llegó a los 16 años, consumido en el mundo de la droga. “Probé la marihuana por sugerencia de malas amistades, deje de hacerle caso a mi mamá y les prestaba mayor atención a ellos”, comentó el entrevistado.
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