La mayor correlación entre consumo de drogas inyectables y Sida se da en el sureste de Asia, el este de Europa y Latinoamérica, donde hay mayor prevalencia de la enfermedad entre las personas adictas a estas sustancias.
En nueve países -Estonia, Ucrania, Indonesia, Tailandia, Nepal, Argentina, Brasil, Kenia y Birmania- más del 40 por ciento de los consumidores de estas drogas están infectados por el VIH. En este sentido, demandan un mayor control de la enfermedad.
Al respecto, se han intentado dos tipos de medidas para evitar el contagio: las que buscan reducir el uso de drogas por vía venosa, y las que pretenden reducir el intercambio de agujas, cuando fracasa lo anterior. Entre las acciones del primer grupo está la administración oral de metadona, como sustitutivo de la droga endovenosa; entre las del segundo grupo está todo lo orientado a hacer fácil el acceso a las jeringas nuevas, como su administración gratuita a los drogadictos, aunque sobre este método también habite la polémica de aceptación del grave mal de la toxicomanía.
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