Los padres sólo buscan una respuesta -«que alguien aporte un poco de luz»-, una explicación al estado de Raquel y Carla, pero es lo único que no tienen. El caso las dos adolescentes ha dado la vuelta al mundo, expertos españoles y europeos han estudiado su situación, las han visitado de otros hospitales... pero nadie encuentra el motivo por el que han permanecido ingresadas casi dos meses, gran parte de ese tiempo en cuidados intensivos.
Los casos de Valencia, calificados de «singulares», son los dos únicos descritos en el mundo tras cientos de miles de vacunas administradas, pero eso no consuela a sus familias, como tampoco les convence que ningún organismo sanitario, nacional ni internacional, haya establecido una relación causal entre los efectos adversos que sufren las niñas y la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. Insisten en que no puede ser casualidad que dos jóvenes sanas sufrieran los mismos síntomas minutos después de recibir el pinchazo. Pero no por eso el caso deja de ser sólo una «sospecha de reacción». Lo que sí es cierto es el angustioso calvario por el que han pasado las menores y sus familias.
