XXXChurch, una institución cristiana que rescata personas de la adicción a la pornografía

La pornografía no es arte, ni tampoco mero erotismo o sensualidad –explica la chilena Esther Morales León, Psicóloga Clínica y Educacional-, sino generalmente una cruda exhibición de genitales y actos sexuales de toda índole, donde abundan las imágenes sadomasoquistas, la pedofilia, zoofilia y otras aberraciones, individuales o en grupo”. Se trata de una industria multimillonaria, prima hermana de la prostitución, que vende sexo codificando y envileciendo al hombre y a la mujer.

Esta psicóloga explica que se trata de un negocio que, lejos de llevar a una simple acción puntual y de morbo, en realidad deforma, enferma y empobrece la psiquis humana: “Está bien documentada la correlación entre delitos de agresión sexual, tales como violación, abuso de menores y hostigamientos, y la afición a la pornografía en los criminales que los cometen. No hay un solo educador, psicólogo o científico social, que argumente coherentemente, acerca de los beneficios personales o sociales de la pornografía. Su impacto negativo se maximiza en las mentes menos formadas o enfermas”.

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