Durante la audiencia se conoció que los médicos que lo atendieron advirtieron que Márquez Simanca desarrolló una personalidad antisocial luego de enterarse de que tenía sida, por eso se negaba a tomarse los medicamentos y continuaba con su vida desordenada y promiscua.
Los médicos temían que se suicidara o matara a alguien, ya que la vida humana no parecía tener sentido ni valor para él. Sus superiores también se quejaron en varios partes porque abandonaba los turnos nocturnos para irse de farra, y vivía enamorando a cuanta mujer veía en la calle.
Pero, con el paso del tiempo las mujeres que seducía llegaban a las propias estaciones de Policía a donde él había trabajado a denunciar que habían sido contagiadas de sida.
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