Las impresoras 3D llevan la fábrica a casa

Los carteles ya no tendrán que horadar más la frontera de Río Grande para pasar la droga. Adiós a mulas y camellos. Bastará con colocar en Internet el diseño del último éxtasis para que, con una clave, se bajen el material en destino con la sola ayuda de una impresora 3D. ¿Y el pago? El pago, con la moneda virtual Bitcoin —totalmente al margen de vigilancia y autoridad monetaria—. Para lo bueno y para malo, la fabricación casera será en 3D.
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