La controversia alcanzó su punto máximo en la década de 1990 cuando recibieron trasplantes de hígado celebridades con problemas de bebida como Larry Hagman, David Crosby y Mickey Mantle.
En uno de los casos más recientes, el astro británico de fútbol George Best recibió otro hígado en 2002, reincidió en el trago y falleció tres años después.
Las bebidas espirituosas pueden causar enfermedades mortales que destruyen el hígado como la cirrosis y la hepatitis.
En Estados Unidos, casi uno de cada cinco trasplantes de hígado corresponden a grandes bebedores o individuos que dejaron ese hábito.
Los hospitales que practican trasplantes obligan de manera ordinaria a los pacientes en espera de otro hígado a una abstinencia de alcohol durante seis meses.
Con esta medida se busca que los pacientes garanticen a los médicos que se mantendrán en el redil de los abstemios tras la operación. Mas...