Se estima que dosis de cocaína superiores a 10-20 mg. pueden producir acciones graves en un sujeto adulto. Sin embargo, la aspiración nasal de dosis superiores a los 200-300 mg. no produce acciones peligrosas en toxicómanos. No es infrecuente que se refiera el consumo de 2-3 g. en 24 horas, sin que los signos tóxicos escapen a la esfera psíquica. La dosis letal se estima que es próxima a 1 g por vía intranasal -aunque algunos adictos crónicos, en particular los fumadores de cocaína base, toleran cantidades superiores- 5-15 g por vía oral y 200 mg. por vía intravenosa.
Genéricamente, debemos resaltar que las cocainemias halladas en los cadáveres son extremadamente variables y que lo mismo ocurre con muchas otras sustancias, por lo que tenemos que concluir que las determinaciones postmortales aisladas de muchas drogas no pueden usarse de forma aislada para evaluar o predecir su toxicidad y su posible origen en el fallecimiento.
Los valores postmortales no siempre pueden usarse para valorar o predecir la toxicidad real de esa droga en un paciente, puesto que además determinados metabolitos no reflejan necesariamente los valores que hubo en el momento de la muerte. En definitiva, no puede ser el elemento principal, esencial o único para determinar la causa de la muerte, y, por lo tanto, su etiología médico-legal.
Fenómenos como la tolerancia o la tolerancia inversa, la pureza de la droga consumida y otros factores pueden influir tanto en la causa real de la muerte, como en su etiología médico-legal. Si la analizamos, debemos recordar que las muertes pueden ser naturales o violentas y, como siempre digo a mis alumnos a modo de broma… con un hachazo en la cabeza es natural que te mueras, pero no es una muerte natural, es una muerte violenta. Éstas pueden ser homicidas, suicidas o accidentales. Mas.....