Viejos esclavos, nuevas esclavitudes

Según han denunciado Naciones Unidas, The Protection Proyect o el propio Parlamento de Suriname, este país se ha convertido en lugar de tráfico de personas contemporáneo. El principal negocio está en el rapto o tráfico con engaños de mujeres y menores (del propio país pero también de Brasil) para servir de esclavos sexuales en los campamentos de mineros y garimpeiros que crecen de forma anárquica en las selvas de Surinam. El tráfico es tan ilegal que no se conocen cifras exactas pero lo que está claro es que no es aislado. También se sabe que hace un par de años, los dueños de los prostíbulos en zona minera pagaban 500 dólares por una mujer brasileña en buen estado de salud.
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