"Todos los días aparecen cuerpos descuartizados. Dígame, ¿quién es capaz de cortar en pedacitos a una persona, ponerlos en una caja y dejarlos en un estacionamiento del supermercado? O también lo que pasó este miércoles, cuando volvieron a colgar a un hombre del puente de la avenida Constitución [equivalente a la Panamericana] y luego lo ametrallaron. Es una locura todo esto. Ya no se puede vivir aquí", detalla Eduardo Montemayor, empresario del sector turístico.
Decenas de permisos otorgados para casinos, hipódromos y casas de apuestas dejaron el terreno apto para que los carteles de la droga pudieran permear el sistema y lavar sus millones bajo el amparo legal.
Organismos federales comenzaron interminables peleas con las oficinas municipales para frustrar la apertura de más negocios, pero el resultado siempre era el mismo. Con amparos judiciales presentados, los casinos funcionaban entre los grises de la ley bajo situaciones confusas, pero aprobatorias.
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