Hay que cambiar costumbres que aumentan los riesgos de contraer el virus. Por la presión de los medios se imponen conductas que atentan contra los valores de la persona humana, y así no es raro que se dé una degradación de costumbres que facilitan la difusión del sida. Es regar gasolina y extrañarnos de que haya incendios.
Los que viven la abstinencia antes del matrimonio o la fidelidad a su esposa tienen protección natural contra el sida. Las campañas de prevención basadas en el preservativo no sirven: 1) porque falla, y si se dice que eso protege, no le digo toda la verdad. La verdad, según los expertos, es que una de cada cinco veces fallará; y 2) además, al haber más desenfreno sexual basado en esa falsa seguridad, lógicamente aumentará el número de contagios.
Cualquier campaña contra el sida debe basarse en los valores morales de la sexualidad y del matrimonio, aparte de ofrecer a los enfermos una digna asistencia. Lo otro, es ir a un genocidio.