Mejorar la responsabilidad en la prevención

A la disminución de los recursos se suma la sensación de fracaso e impotencia al comprobar cómo por cada 100 personas a las que se proporciona el tratamiento hay 250 nuevos infectados, segúnONUSIDA. “Los vientos políticos han cambiado”, afirma Sharonann Lynch,autora de un informe de Médicos sin Fronteras, “Y no creo que se deba a la crisis. Creo que los líderes sienten que no han acertado y están cansados”.La ciencia no ha conseguido dar con la solución mágica –ni cura, ni vacuna, ni una amplia aceptación del condón femenino-.

Ninguna propuesta para controlar la epidemia con los medios actuales ha sido efectiva. El método ABC (abstinencia, fidelidad y uso de preservativos) no es seguido por suficiente gente ni siquiera en Uganda, país en el que se implantó de manera pionera y gracias al cual se logró reducir la tasa de infección hasta el 4% (Aceprensa, 01-03-2010). Este país africano es ahora un ejemplo gráfico de la desproporción entre coste y resultados. En Uganda acceden al tratamiento del SIDA 200.000 personas del medio millón que lo necesitan y al que cada año se suman 110.000 infectados más. “No puedes secar el suelo si el grifo sigue abierto” declara al Internacional Herald Tribune, el Dr. Kihumuro Apuuli, Director General de la Comisión para el SIDA de Uganda.Una mayor posibilidad de acceder al tratamiento con antirretrovirales causó el fenómeno de “compensación de riesgos”. La gente dejó de preocuparse por las medidas de prevención y eso ha hecho que en los últimos años el número de afectados por el SIDA sea cada vez mayor.