Hace un mes que a 7.000 rumanos la vida se les ha vuelto cuesta arriba, que hacer las tareas cotidianas les supone un mundo, un esfuerzo extra. Hace un mes que estos ciudadanos, todos seropositivos, se quedaron sin su 'salvavidas', sin las pastillas que mantienen al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) a raya en sus organismos.
"No hay fármacos en muchos de los hospitales del país. Hay niños sin jarabes y mujeres embarazadas sin tratamiento. Mi mayor preocupación son los jóvenes con VIH que están con la última combinación de la terapia. El dinero del presupuesto para el año 2010 no fue desde la Seguridad Social a los programas de sida, y cuando eso ocurra, se tardará todavía un mes más en adquirirse los antirretrovirales", explica Alina Dumitriu, directora de la ONG rumana Senz Pozitiv, que en las últimas semanas ha recibido miles de llamadas de afectados pidiendo ayuda.
