Las pruebas se suspendieron en septiembre pasado, cuando los científicos se dieron cuenta que la vacuna no era efectiva y podía incluso ser peligrosa.
Gallo se refirió a la noticia, calificándola como una “catástrofe”. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, NIH, por sus siglas en inglés, financiaron las pruebas.