Estigma, el peor virus.

La marginación no sólo «encierra» en su entorno a las personas con VIH y a sus familias, sino que levanta un muro que dificulta la imprescindible educación preventiva para evitar su transmisión. En los países en desarrollo, con el África Subsahariana a la cabeza (22,5 millones de infectados, el 68% del total mundial), la estigmatización resulta temeraria porque alimenta la espiral de aislamiento, silencio y transmisión del virus. Pero también es preocupante en el mundo rico, incluida España, donde el Observatorio de Derechos Humanos y VIH-sida de la RED2002 ha visto cómo las consultas y denuncias sobre discriminaciones en los ámbitos laboral (prueba del VIH para entrar a trabajar) y financiero (análisis y datos médicos al solicitar seguros y créditos) llegaban a superar a las dudas sanitarias.